Santo Domingo Este, 30 de marzo de 2025 – La instalación de reductores de velocidad en la Avenida Mella, especialmente en las inmediaciones de Megacentro, ha desatado una controversia que pone en duda las prioridades de la Alcaldía de Santo Domingo Este. Estos «policías acostados», presentados como una medida de seguridad peatonal, están siendo cuestionados por dañar vehículos, generar embotellamientos y parecer diseñados más para facilitar la entrada y salida a los parqueos de Megacentro que para responder a una necesidad real de protección de los transeúntes.
La Avenida Mella, una arteria clave en Santo Domingo Este, canaliza diariamente miles de vehículos privados y más de 10 rutas de transporte público. Desde que la Alcaldía, liderada por Dio Astacio, colocó estos reductores, los conductores han reportado daños en suspensiones, retrasos en sus trayectos y un caos vial que se extiende a calles secundarias como La Pelona y Sillón de Viuda, usadas como rutas alternas. La altura de los reductores, inadecuada para muchos vehículos, y la falta de señalización clara solo agravan el problema.
¿Seguridad peatonal o conveniencia comercial?
La justificación oficial de la Alcaldía es que los reductores protegen a los peatones que cruzan hacia Megacentro, un centro comercial que recibe 16 millones de visitantes al año. Sin embargo, no hay estadísticas ni estudios públicos que demuestren que la seguridad peatonal en esta zona requería una intervención más allá de las medidas ya existentes antes de la instalación. Todo parece indicar, según la percepción de muchos conductores y residentes, que el verdadero propósito es facilitar el acceso a los parqueos de Megacentro, ralentizando el tráfico justo en los puntos donde los vehículos entran y salen de la plaza.
Aunque no hay pruebas concretas de un acuerdo para beneficiar a Megacentro, la ubicación estratégica de los reductores –concentrados cerca de las entradas de la plaza– alimenta las sospechas. Esta distribución sugiere que la medida prioriza la comodidad de los clientes del centro comercial sobre las necesidades de los miles de conductores que transitan la vía diariamente. La ausencia de datos que respalden un aumento en los riesgos peatonales refuerza la idea de que la seguridad es una excusa secundaria, mientras que el beneficio para Megacentro aparece como el objetivo principal. Algunos incluso sugieren que la plaza debería desmarcarse de esta situación y exigir la remoción de los reductores para evitar ser asociada con una medida tan impopular.
¿Coordinación con INTRANT y DIGESETT?
Otro aspecto sin resolver es si la instalación fue acordada con el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT) y la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT), entidades encargadas de regular el tránsito y la seguridad vial según la Ley 63-17. INTRANT debe autorizar la colocación de reductores, asegurando que se realicen estudios técnicos y se instalen señales adecuadas, pero hasta ahora no hay información pública que confirme su involucramiento o aprobación en este caso.
Un costo desproporcionado para los conductores
Mientras los peatones que acceden a Megacentro podrían beneficiarse de una reducción en la velocidad del tráfico, el impacto en los conductores es abrumador: vehículos averiados, tiempos de traslado prolongados y un congestionamiento que afecta la dinámica de Santo Domingo Este. Sin evidencia que justifique los reductores más allá de lo que ya existía, y con una distribución que parece favorecer exclusivamente a Megacentro, la medida se percibe como una imposición que castiga a la mayoría para conveniencia de unos pocos.
La polémica en la Avenida Mella exige respuestas claras. Hasta que la Alcaldía revele si INTRANT y DIGESETT avalaron esta decisión, y mientras no se ajuste o retire una medida que parece beneficiar a Megacentro a expensas de miles de conductores, la desconfianza y el malestar seguirán creciendo.
